El Magazine

Sep
2012
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Tú en Londres, yo en Fuengirola Artículo: Admin

En las manos sujeta el programa de la nueva temporada de Ópera, ballet y danza en los Multicines Alfil de Fuengirola. La mujer se ajusta las gafas para leer y asevera recostada en su butaca:

No me gustan las películas que ponen ahora en cartelera, pero para ver esto sí merece la pena venir al cine

Es una señora amante de la ópera, y es la primera vez que acude a presenciar una retransmisión en el cine. "Silencio, está a punto de empezar", advierte.

En la pantalla gigante de los Multicines Alfil de Fuengirola, entre bastidores aparece Antonio Pappano, y nos introduce en la historia de Tosca, mientras vemos escenas de operarios montando la escenografía y los interpretes en maquillaje con pequeñas intervenciones sobre sus papeles. Imágenes evocadoras nos muestran los escenarios naturales de Tosca en Roma. Se trata de mostrar todos los entresijos de una representación, incluso vemos escenas de los ensayos.

"Esto nunca lo había visto, es muy emocionante", me comenta la señora.

Por el pasillo del cine caminan un padre y su hijo en busca de sus asientos. "Merece la pena", tercia el padre con entusiasmo. "Para los amantes de la ópera esto es un lujo". Se despiden rápido y prometen dar su opinión al finalizar la función, tres horas más tarde. Son las ocho y veinte de la tarde, "Es como estar en el propio Covent Garden de Londres", comenta un hombre con chaqueta de cuero que saca fotos a la sala, casi llena, con 300 personas esperando a Puccini. En el proyector se ve aparece Antonio Pappano calentando la batuta.

Es como estar en el propio
Covent Garden de Londres

Casi sin avisar la sala se introduce en la Iglesia de Sant´Andrea del Valle. Una música poderosa, una apasionada historia. "Esto aquí en Fuengirola no se ve", decía después la señora, aunque en ese momento se encuentra concentradísima.

Un primer plano de Bryn Terfel, en el papel de Scarpia (una de las ventajas de encontrarnos en el cine) muestra el sudor y su cara de locura mientras anticipa que va a ejecutar a Cavaradossi y a poseer a Tosca.

En el descanso nos ofrecen cava y canapés y entre el respetable se escuchan comentarios como: en estas situaciones ¿Se puede comer palomitas o sorber la pajita de un refresco?

¿Se aplaude al final … Lo nuevo, cuando aún el protocolo está por escribirse, siempre crea situaciones incómodas.

Retomamos la representación en el segundo acto en el despacho de Scarpia en el Palacio Farnese, y casi sin darnos cuenta entramos en un torbellino de emociones, traición, amor, pasiones inconfesables, para llegar finalmente a el espectacular desenlace tras loe muros de la cárcel de Sant Angelo donde un entregado Jonas Kauffman entona un maravilloso "addio alla vita".

El Royal Opera House, a miles de kilómetros, estalla de repente en aplausos, la función ha finalizado, pero en la sala no se sabe muy bien qué hacer. Algunos de los espectadores enfilan la salida sin más; otros permanecen callados clavando sus pupilas en la pantalla, y la gran mayoría, todo hay que decirlo, acompañan los aplausos.

Como una exhalación, un hombre se da media vuelta y asevera: "Ha sido fantástica".

El padre con su hijo, cumple lo acordado y al final viene a dar su valoración: "Técnicamente perfecta. Fantástico. Me he metido en la historia como si realmente estuviese en la ópera de Londres".

Y se marcha feliz por la puerta.